Bodas con Historia

Cada boda, una historia. 

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 Mario y Estefanía, son la pareja que quisieron describir su bonita historia de amor, en el día de su boda.

 Querían rememorar las tardes del primer verano que pasaron juntos, tumbados sobre la hierba del campo, hasta que el sol se escondía y tenían que volver a casa. Aquellas largas noches de espera, con los nervios de no poder hablar ni verse, hasta volver a encontrarse entre el heno de la pradera donde se citaban cada tarde. En su época, no tenían ni móviles ni redes sociales con los que pudieran seguir con sus largas charlas. Eso vino pocos años después para ellos. Coincidían, en que era más emocionante cuando no disponían de las nuevas tecnologías.

 Y tras muchos años de noviazgo, querían dar el paso de formalizar su vida juntos y celebrar una boda pequeña pero que fuese muy especial.

Por esos primeros años, en los que vivieron momentos mágicos, decidieron tematizar su gran día, en una boda caracterizada en los años 50-60, dónde no existían redes sociales ni móviles y donde las parejas contaban las horas para volver a verse.

Entregaron sus invitaciones y el estilo de las mismas ya mostraban la temática que daba aviso a los invitados de cuál sería el tema en el que basaban su boda. 

La hora de celebración elegida fue de tarde dando paso posteriormente a una cena al aire libre.

Se eligió una finca en zona rural, rodeado de huertas de campo. La finca contaba con una hermosa pradera y en ella se montó la ceremonia.

Unas viejas puertas de madera sirvieron para escenificar una entrada espectacular y junto a ellas un cartel de bienvenida con una mesa, también de madera, en la que se ofrecía conos con flores secas para tirar a los novios al finalizar la ceremonia.

Se utilizó asientos de paja, sobre los que posaban unas telas de lino en color rosa pálido. El pasillo de la ceremonia contaba con rodajas de madera, como pie, para jarrones de los que brotaban nubes de paniculata.

El centro del pasillo fue cubierto de pétalos, en el mismo rosa pastel de las telas, por las damitas que a su paso los iban arrojando para hacerle el camino a la novia.

El vestuario siguió la temática y las niñas llevaban un precioso vestido granate de la época.

La pareja optó por un vestido para ella, sutil y sencillo con caída ligera en la falda y para él un traje beige con tirantes y pajarita en granate.

Estefanía se dejó el pelo suelto, con suaves ondas y eligió una corona de flores, a juego con su ramo. 

Los invitados hicieron tributo a la temática, ya que en las invitaciones se les avisaba de la opción de vestir de la época, y se pusieron de acuerdo, para agradar a los novios y crear una experiencia auténtica utilizando vestidos y trajes típicos de los 50 y 60.

El banquete se montó distribuyendo varias mesas alargadas para los invitados, frente a la mesa nupcial y tras la misma, tenían una cortina de micro-luces y claveles rosas, que colgaban de la rama de un árbol, creando un efecto espectacular en la mesa de los novios. 

Se utilizaron sillas plegables de madera y se eligió, una mantelería de estampado floral rosa para vestir las mesas. En el centro de estas un jarrón de cristal, con flores rosas dibujadas en acrílico, pero vacíos, para que los invitados lo llenaran depositando ahí sus móviles por requerimiento de los novios. Así hacían honor a la temática de su boda.

La comida se distribuyó en estaciones por temática gastronómica, en la que los asistentes podían, libremente, servirse y llevar a su mesa o quedar de pie si así lo deseaban. Sólo el plato principal fue servido en mesa por los camareros.

Sobre los invitados colgaban lámparas de papel que crearon un ambiente cálido y romántico y que aportó la luz necesaria con la llegada del anochecer. 

La fiesta continuó con un food truck de bebidas, con mucha música y mucho baile, hasta que los cuerpos aguantaron. 

Toda una boda tematizada a gusto de los novios y que fue disfrutada por todos.

Cada boda, una historia.🌸💞❇️

Love por las bodas🌸❇️💞

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